Puede que Bitcoin y la tecnología blockchain no sean lo primero que te venga a la mente al pensar en el mundo del arte. Pero esta criptomoneda ha transformado gradualmente la forma en que se compra, vende, verifica e incluso aprecia el arte en los últimos años. 

En esta publicación de blog, exploraremos el impacto de Bitcoin en el mundo del arte, cubriendo todo, desde cómo está democratizando las inversiones en obras de arte hasta cómo mejora la transparencia y empodera a los artistas para aumentar su rentabilidad. 

¿Qué es Bitcoin? 

Bitcoin es una criptomoneda digital que fue lanzada en 2009 por un individuo o grupo que operaba bajo el nombre falso de Satoshi Nakamoto. 

A diferencia de las monedas tradicionales, las criptomonedas están libres de restricciones impuestas por bancos o gobiernos. Esto se logra mediante la adopción de la tecnología peer-to-peer (entre pares) para facilitar los pagos instantáneos mediante una tecnología conocida como blockchain. 

Esta tecnología comprende una base de datos que registra y recopila datos sobre la moneda virtual a través de una red mundial de servidores informáticos. 

Cada transacción de Bitcoin se documenta en la cadena de bloques a través de un "proceso de confirmación", lo que significa que una parte independiente debe ratificar el libro mayor cada vez que alguien quiera comprar o vender la criptomoneda. 

Aquí hay más información sobre Bitcoin y Por qué su modelo de negocio ha tenido tanto éxito. 

El uso de Bitcoin en el arte

Si bien Bitcoin y la cadena de bloques se asocian ampliamente con las industrias financiera y tecnológica, están ganando terreno gradualmente en el mundo del arte. A continuación, se presentan algunas de las principales maneras en que están generando un impacto. 

1. Revolucionando las transacciones de arte

Tradicionalmente, los compradores y vendedores han recurrido a galerías, casas de subastas y corredores para facilitar las transacciones de arte, que tienen un coste elevado (a veces entre el 20% y el 30% del precio de la obra de arte). 

Sin embargo, gracias a Bitcoin, los artistas y compradores ahora pueden realizar transacciones directamente entre sí, lo que significa que tienen más dinero en sus bolsillos porque no tienen que pagar a estos intermediarios. 

Además, Bitcoin permite transacciones transfronterizas sin necesidad de cambio de divisas. Por lo tanto, para los compradores internacionales es mucho más fácil y rápido adquirir arte, ya que, a diferencia de las transferencias bancarias que pueden tardar días, las transacciones con Bitcoin suelen completarse en minutos. 

Esto significa que los artistas, especialmente aquellos que venden de forma independiente o a través de plataformas en línea, pueden disfrutar de una forma más eficiente de recibir pagos directamente de los compradores. 

2. Democratizar la inversión en arte

El mercado del arte ha sido tradicionalmente dominio de coleccionistas e instituciones adineradas, con altas barreras de entrada. Sin embargo, Bitcoin y la tecnología blockchain han comenzado a democratizar notablemente la propiedad del arte. 

La tecnología blockchain permite la tokenización de obras de arte físicas o digitales. Normalmente, este proceso implica dividir una obra de arte en "acciones" más pequeñas que permiten a varios inversores poseer fracciones de una misma pieza. 

En efecto, de la misma manera que un caballo de carreras puede ser propiedad de varias personas, también lo puede ser una obra de arte costosa. Esto, a su vez, abre las puertas a inversores comunes que podrían no tener millones para invertir en un Picasso, especialmente aquellos de países con regiones con acceso limitado a servicios bancarios. 

3. Verificación de procedencia y autenticidad

Verificar la autenticidad de una obra de arte siempre ha sido uno de los principales desafíos a la hora de vender en el mundo del arte porque las falsificaciones y las imitaciones a menudo han plagado la industria. 

Hay que tener en cuenta la desafortunada galería The Knoedler de Nueva York, que sin darse cuenta compró y vendió 40 obras de arte falsificadas entre 1994 y 2011, ¡incluyendo una pieza falsa de Mark Rothko que se vendió por 17 millones de dólares! 

Afortunadamente, la tecnología blockchain ofrece una solución viable al crear un registro digital inalterable para cada obra de arte, que incluye su fecha de creación, historial de propiedad y detalles de las transacciones. Este registro garantiza la transparencia y reduce el riesgo de fraude. 

Esta tecnología también puede hacer cumplir automáticamente los acuerdos, como las regalías para los artistas cada vez que se revende su trabajo, lo que garantiza que los artistas sean compensados ​​de manera justa, incluso después de que su trabajo cambie de manos varias veces. 

4. NFT para artistas digitales

Podría decirse que uno de los ejemplos más destacados de la influencia de Bitcoin en el mundo del arte es el auge de Fichas no fungibles (NFT). 

Los NFT son activos digitales únicos que aclaran la propiedad de una pieza específica de contenido digital, generalmente obras de arte, música o videos.

Como se compran y venden mediante criptomonedas, los artistas digitales pueden proteger su trabajo y beneficiarse económicamente de su venta. 

Antes de la invención de los NFT, el arte digital se podía copiar fácilmente. Pero como ahora los originales se pueden verificar, tienen un valor real. 

5. Alternativas a las galerías de arte y las subastas

Gracias a Bitcoin y otras monedas digitales, los roles tradicionales de las galerías y las casas de subastas se redefinen constantemente. 

Prestigiosas casas de subastas como Sotheby's y Christie's ahora aceptan Bitcoin para ventas de arte de alto valor, lo que les presenta una nueva ola de coleccionistas expertos en criptomonedas. 

Sin embargo, varias galerías de arte digital, donde se exhiben y venden obras de arte NFT en espacios virtuales, están surgiendo en todo el mundo como una alternativa. Muchas de estas galerías aceptan Bitcoin y otras criptomonedas, lo que abre las puertas a nuevos compradores en diferentes países que, de otro modo, podrían desconocer su obra. 

Esta evolución está creando un ecosistema artístico más dinámico, inclusivo e innovador en el que comprar y vender diversos tipos de obras de arte de formas no tradicionales.